21 noviembre, 2010

Los tres pilares del amor - Carlos Cuauhtemoc

Imagina que sobre una mesa triangular sostenida por tres patas vas a intentar construir un enorme castillo. No te atreverías a pararte encima de esa mesa sabiendo que una de sus patas está rota, ¿o sí? Y mucho menos te atreverías a subir en ella a tu cónyuge y a tus hijos. Pues entonces revísalas hoy; la carencia o debilidad de un PILAR hará que tu vida amorosa se desmorone tarde o temprano provocando un doloroso desenlace…El amor trascendente tiene tres características fundamentales. Sólo tres:



Primer Pilar: Intimidad Emocional.

Ésta se da únicamente mediante comunicación profunda al compartir sin arreglos ni selecciones todos los sentimientos; al hablar con el corazón; al exteriorizar dudas, temores, ambicio¬nes, sueños, preocupaciones, alegrías, penas; al confesar los yerros del presente y del pasado; al descubrir ante la persona amada el lado oculto (y desconocido por otros) de nuestro ser La intimidad emocional es confianza absoluta, complicidad, integración, alianza. Cuando ésta existe, se interpreta rápida y correctamente el lenguaje corporal, se detecta el verdadero estado de ánimo del compañero (desapercibido para los demás) aunque no haya vocablos de por medio. Y cuando se usan las palabras se hace de una forma única y especial, en un nivel de fraternidad distinto al que se da en la comunicación con el resto de la gente. Las riñas se disuelven cuando aún son incipientes porque al discutir se procura no causar daño, no herir. La “verdad” es el común denominador entre dos personas con intimidad emocional. En su trato la autoestima de ambos se ve grandemente favorecida pues saben darse su lugar el uno al otro, saben demostrarse aprecio y confianza sin límites. La comunicación profunda les permite no volver a sentirse solos, le da sentido a su mundo interior, propicia la formación de un universo exclusivo y, finalmente, cuando se alejan, ambos piensan y hablan bien de su pareja.Este último punto es un barómetro interesante pues, aunque puedas fingirle cariño a alguien, en la soledad tú sabes muy bien qué es cierto y qué no lo es. De modo que si al alejarte físicamente de tu novio o novia priva en ti la sensación de lejanía emocional, si al no estar a su lado juzgas a tu pareja como tonta, inmadura o torpe; si estando a solas te ríes un poco de su recuerdo y, en ocasiones, hasta compartes esa burla con tus amistades o familiares, no existe en absoluto intimidad emocional.Millones de matrimonios pasan la vida sin verdadera intimidad; platicando únicamente sobre asuntos superficiales y vanos: los niños, el trabajo, los problemas de la casa, la economía… Por ocuparse de lo evidente olvidan lo fundamental. Su relación de pareja se desvanece, se pierde.Se dice que los hijos unen al matrimonio, pero esto, en muchos casos, es una gran mentira. Los hijos producen distracción y funcionan para los cónyuges como excelente excusa para evadirse mutuamente: ahora tienen problemas nuevos en qué entretenerse. Al nacer los niños, surge una aparente integración conyugal, pero es forzada, y cuando los hijos crecen y se van se dan cuenta de que lo que los mantuvo unidos durante todos esos años eran los circunstanciales vástagos. Entonces (¡qué ridículo e incoherente!), después de sacar adelante un hogar con sacrificios, después de toda una vida compartida, al hallarse a solas prefieren divorciarse física o mentalmente. Jamás hubo intimidad emocional. Su unión fue vacía, falsa, fingida. Un hermoso teatro que tenía como finalidad hacer creer a los demás que se amaban.





Segundo Pilar: Afinidad Intelectual

Las personas no están hechas sólo de emociones, están hechas también de IDEAS. Para nutrirse con los pensamientos de otro se requiere de una correspondencia intelectual capaz de permitir puntos de vista complementarios. Las personas pueden tener la capacidad de comunicarse íntimamente, pero si no poseen una forma similar de raciocinio respecto a los conceptos fundamentales como el trabajo, los valores, la religión, el sexo. la educación de los hijos, el tiempo libre, la organización familiar, etcétera, si no se enriquecen mentalmente durante su convivencia, terminan excluyéndose, el uno al otro, de gran parte de sus actividades. Pocas cosas alimentan más la llama del cariño que aportar ideas valiosas, desapercibidas para el otro.En la medida en que alguien se ame a sí mismo podrá amar a su pareja, y la autoaceptación es un concepto que se da en la mente. Sólo siendo maduro intelectualmente es posible aceptar la individualidad e independencia del compañero, evitar los celos, el egoísmo, la posesión. Sólo con el juicio sereno y claro se es capaz de perdonar, ceder, dar otra oportunidad, aceptar los errores y estar dispuesto a permitir imperfecciones.En el cerebro adulto nace el sentido de compañerismo y fidelidad. La moral verdadera no es producto de prejuicios sino de razonamiento inteligente. El grado de desarrollo espiritual se relaciona con la madurez. Todos estos puntos deben tener correspondencia entre las dos personas.La pareja con afinidad intelectual tiene muchas cosas que compartir; lleva un ritmo de lectura similar, de estudio parecido, de trabajo creativo coincidente, se supera en armonía, crece y se ayuda recíprocamente. Los novios que son capaces de estudiar y hacer sus trabajos de verdad (no como una excusa para terminar revolcándose) son mucho más fuertes en su relación que los demás.



Tercer Pilar: Atracción Química

Si tienes con tu pareja intimidad emocional, puedes decir que es TU AMIGA; si además se complementan en ideas, puedes considerarla TU COMPAÑERA. Pero falta un último punto indispensable para anudar el lazo del amor: también debe poder llegar a ser TU AMANTE. Esto se consigue con la atracción química. Y no me refiero al gusto corporal, pues es frecuente considerar hermosa a una persona sin sentir ningún interés por ella. La apariencia es algo superficial y vano. Lo que enciende el magnetismo entre dos individuos no es un fenómeno físico sino químico. Sólo se da entre algunos. Tal vez no se trate de gente bonita, pero la química les permite ver más allá de lo visible y arder con la belleza que sólo ellos detectan. Cuando hay este tipo de hechizo, a las personas no les importa lo que los demás piensen respecto al físico de su pareja. Se sienten a gusto juntos porque se atraen realmente. Se besan y se tocan con gran espontaneidad, con verdadera pasión. Hay esa magia que los impulsa a estar cerca, el agrado mutuo producido por la voz, las acciones, el andar, la legitimidad, la forma especial y única de ser del otro. Finalmente no pueden evitar esa gran identificación sexual que se da, simplemente, sin que ellos lo planeen. Si descubres una afinidad química NATURAL con tu pareja, lucha por conservarla. No basta con que aparezca al principio. Hay que evitar que se pierda con el paso del tiempo. Muchos casados se descuidan, comienzan a convivir mal vestidos y malolientes, permitiendo que se apague entre ellos la llama de la pasión.

2 comentarios:

  1. Anónimo8:41 p.m.

    Siempre tuve la conviccion de que era amor, no dudo de que aun siga amando a esa persona pero es esteril sostener una relacion en la cual no le daria hijos, por la incertidumbre que me provoca su proceder, ese abismo laboral y profesional por el que vaga hoy.

    Un hombre al cual siempre admire, me es inevitable no llorar por los rincones por no poder sostener la mirada, seré yo que lo saque de su eje, yo no lo estimulare para seguir creciendo. Será que no merezco que el como hombre me haga sentir protegida.

    No puedo entender que una persona joven inteligente capaz no pueda mantener un trabajo, que se tome todo tan liviano.

    Reprimo mi deseo mas hermoso, ese amor pasional y romantico que siempre supimos cosechar, he decidido concluir esta relacion, pero me es muy dificil irme rehacer mi vida, retomar las riendas de mi vida.

    Reconozco que no hay recetas magicas pero cuando ves realmente que no podes proyectar, no por que el no quiera sino por la incertidumbre que me genera su actuar.
    No podria sentir que estoy con el por el solo hecho de compartir hijos, tal vez por algo no los tuvimos.

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  2. Con los años me he dado cuenta que todo esto ... es absolutamente cierto.

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